REFLEXIONES
EN TORNO A LA LECTURA, LOS LECTORES, EL LIBRO, LAS EDITORIALES, LAS LIBRERÍAS,
LA ECONOMÍA, EL MERCADO Y LA POLÍTICA PÚBLICA
EN LA MATERIA V
El Colapso Digital I
Quienes
marcan la agenda a la hora de hablar del futuro de la tecnología
…
son en gran medida los promotores de nuevos productos tecnológicos
Wacjman J. “Esclavos del
tiempo”
1. Antecedentes
1.1 “Existe un falso dilema en
torno a la lectura, los libros, empresas editoriales y las librerías, que
acapara la atención de una buena parte de los interesados… en el Mercado de la Lectura.
Parece que es urgente resolver los
asuntos de economía y de tecnología, para anticipar el porvenir del medio (y el
soporte del medio), la causa primera o material: el Libro; en que se habrá de
llevar a cabo el objeto de ella, la causa formal: la Lectura; sin entrar a
discutir la causa final del proceso: la formación de lectores, el acceso al
conocimiento, la palabra escrita, la comunidad política, la felicidad del
Estado.
Se invierten las partes y entonces
la robótica, la cibernética y la informática adquieren patente de corso sobre un tema que es ante todo político, porque
trata sobre la naturaleza mayor de la humanidad, que es la palabra.” (Librería
LibrArte en el 1er Foro sobre Políticas Públicas de la Red del Libro. Problemas
críticos y soluciones factibles, Febrero 2019, CANIEM)
1.2 “Cuando la Feria de Fráncfort
despertó en 2018, el libro de papel seguía ahí. Y no como el recuerdo de un
dinosaurio, sino en el centro del sector. En 2008, una macro encuesta de la
organización entre mil editores de 30 países, marcó 2018 como el momento en que
el libro electrónico superaría en volumen al negocio tradicional. Así tituló
este diario… a cinco columnas: El libro digital ganará al papel en 10 años.”
(Carlos Geli, El País, 13 octubre 2018)
2. Introducción
Le llamo Colapso Digital al fracaso
estrepitoso de un modelo comercial fraudulento que como las pirámides de Ponzi,
son esquemas de probada y elemental trampa y robo, al que siguen acudiendo
todos aquellos que apuestan a la rapidez, a la fe y las creencias, la ambición,
a la ingenuidad, la soberbia y vanidad.
Que el Colapso Digital anida en los
vicios e incontinencia de los creyentes, en las carencias e imperfecciones supuestas
a la condición humana, en los defectos de carácter o ética de las mayorías, la
mala educación, el clasismo social, la falta de humildad, la pereza e
intemperancia, en la servidumbre voluntaria y esclavitud silenciada… la que no se quiere ver ni
reconocer.
El Colapso Digital es reflejo de la
crisis humanitaria, de la crítica humanidad, de la derrota anticipada, de las
pasiones localizadas en el bajo vientre, en los apetitos nutritivos y carnales.
Es la humanidad que ha claudicado ante la naturaleza de las cosas, incapaz de
razonar de otra manera que no sea el de la dependencia y sujeción al “Gran
Hermano”
El Colapso Digital es consecuencia
lógica y determinante de la hegemonía global alcanzada por el imperio de las
oligarquías, por el predominio del comercio, el triunfo de la mercantilización
de la vida misma, la pasión por el tener, la avaricia y codicia como sinónimo
de éxito, el mundo futuro y la especulación.
El Colapso Digital es una metáfora,
un sofisma construido sobre premisas inverosímiles, una medalla que se cuelga, un
pasaporte al mundo moderno, un destino manifiesto, una pandemia.
3. Tópicos
Hay que acudir al expediente de la
lógica para sortear la tormenta perfecta. Parafrasear al multicitado Tito
Monterroso, para reírse a carcajadas batientes y sonoras del mundo editorial:
“cuando despertaron, el libro todavía estaba allí”
Es topar con la sensibilidad de las
pieles de los controladores de la cadena del libro y la lectura, y sus
achichincles dedicados a la vendimia selectiva y restringida de los libros,
quienes ipso facto vetan a todos los que no opinamos igual a ellos.
Son las prácticas monopólicas
acostumbradas por los que organizan el retorno de las librerías a la “nueva
normalidad”, o los que andan tocando de puerta en puerta, para solicitar
auxilio y salvación para las librerías y editoriales con el muy mexicano y
reconocido expediente: convertir las pérdidas de los particulares en deuda
pública, siempre con visos de heroicidad, y poesía.
¡APRENDAN A HACER NEGOCIOS CHINGAOS!
¡APRENDAN A HACER NEGOCIOS CHINGAOS!
Son el reflejo del conservadurismo
que mantiene en estado de hibernación al mercado de la lectura en México, desde
hace treinta años.
Probar y comprobar que tratándose de libros, la batalla por
librar y ganar, es en contra los mercachifles fanáticos del “bara, bara”, de
los embajadores de la Silicolonización del
Mercado de la lectura, por más que
se resistan a llamarle así, a algo nuevo y desconocido todavía por los
“expertos” que no dejan de hablar del libro electrónico, el ecosistema del
libro, del ebook y de las plataformas digitales.
Porque seguir insistiendo en empresas
Editoriales y Librerías, como dos partes separadas una de la otra, en razón
de que una produce libros y otra los distribuye y vende, es tanto como insistir en
llamarle Computación a la Informática, hardware a los Libros y software a la
Escritura y la Lectura, pero este es un tema mayor que habrá que tratarlo por
separado, desglosando una a una sus partes hasta llegar nuevamente al principio
de las cosas.
A los fanáticos de la electrónica,
defensores férreos del progreso improductivo y la tecnología, les diremos que son como los
sofistas de antaño: veloces y pragmáticos como Gorgias, y a la vez
conservadores y reaccionarios como Platón. Ni la escritura de libros es asunto
de musas e inspiraciones, ni los debates los ganan quienes “tienen más saliva
para tragar más pinole”
Entonces vemos que proyectos de
moda, como el 451, o las diatribas siempre convenenciera$$, barrocas, obtusas y
bipolares de Jorge Carrión, o las parrafadas al viejo estilo de “tierra a los
ojos” que arrojan los promotores del libro electrónico, incluso por personajes
principales y sobresalientes como Gari Kasparov, lo mismo que por charlatanes
de barrio, son equiparables a los discursos retóricos de los escolapios de Isócrates
de Ática: rápidos pero sin sustento, ni técnica alguna.
Resulta increíble que quien se
convirtió en el Campeón Mundial de Ajedrez más joven en la historia, con el
coeficiente ELO que mide la fuerza del jugador, más alto y durante más tiempo
consecutivo (20 años). Se dedique actualmente a ser embajador de AVAST, el
software empleado para la fabricación de programas de espionaje como Pegasus,
el sistema utilizado para espiar por la Policía Federal de Genaro García Luna,
en el sexenio de Felipe Calderón.
Peor es que Kasparov declare que,
además de ser “un optimista incorregible”… y reconocerse como el primer “trabajador
intelectual derrotado por una máquina” (Deep Blue de IBM, una trampa grosera, manipulada
por seis ajedrecistas “tras bambalinas”) que “defiende con fervor que las
virtudes del progreso tecnológico tienen el potencial para sobrepasar los
riesgos que este entraña -ganamos más de
lo que perdemos-, pero es consciente de que las cosas pueden torcerse…. Las
nuevas tecnologías siembre ofrecen posibilidades para la vigilancia, permiten
que Estado y a sus instituciones nos espíen; pero al mismo tiempo nos permiten
conseguir más libertad"… Y ¡bueno, eso pasa aún en las mejores familias!
La realidad es otra muy diferente.
Podría intentar explicar el Colapso Digital afirmando categóricamente que en
nuestra Librería, nadie nunca ha pedido, preguntado, menos comprado o encargado
un libro electrónico. Lo mejor es que a nadie le interesan. Y LibrArte atiende
una región que bien podría ser representativa del México real.
Pero mejor me apoyo en un gazapo
que me ha brincado, por su claridad de análisis y el verso con que plasma sus
conclusiones, hablo del de Chetumal, Juan Domingo Argüelles.
“En conclusión, los vaticinios del
apocalipsis del libro en papel fallaron, y el confinamiento de las personas en
casi todo el mundo, como consecuencia de la pandemia del Covid-19, vino a
demostrar que, para la mayor parte de los lectores, en la llamada Aldea
Global, un libro no existe, o casi no
existe, si no tiene su correspondiente soporte en papel.
Los lectores continuaron mostrando
su preferencia por el libro tradicional, impreso en papel, frente al libro
electrónico… La razón es muy simple: incluso en los países de mayor facturación
del libro digital, como Estados Unidos (30 % de toda su producción), Gran
Bretaña (22 %), China (19 %) y Alemania (17 %), el libro en papel sigue siendo
dominante en la industria editorial, pues lo mismo en Japón que en España,
Francia e Italia tiene una primacía de casi el 95 %, y ni qué decir al respecto
de los países de América en lengua española, en los que el libro digital tiene
una demanda insignificante que oscila entre el 0.5 % y el 1.5 %.
Vistas las cosas así, publicar una
novedad editorial únicamente en soporte digital es condenarla a pasar casi
inadvertida, especialmente en los países de lengua española… Los ingresos,
tanto para los editores como para los autores, son más bien marginales, hasta
hoy, tratándose de la publicación digital. Incluso los lectores muy apegados a
las pantallas, esto es, a todo tipo de dispositivos digitales, compran la obra física aun si la encargan
por internet.
En el caso de México, esta minoría
no llega siquiera al 1 %... Pero además, el auge del ebook, en ese porcentaje
minoritario… se centra sobre todo en
productos de alto contenido calórico y poca sustancia alimenticia.
Exceptuando los textos universitarios, lo que más se vende en el nicho
electrónico corresponde a las etiquetas novela romántica, autoayuda,
espiritualidad, moda, negocios, liderazgo y una buena cantidad de obras relacionadas
con las series televisivas y de las plataformas de internet. Por más que no se quiera usar el término
literatura rápida, esto es justamente lo que tenemos: fastbook como equivalente
de fastfood.” (Juan Domingo Argüelles, “Necesidad y vigencia del libro en
papel”, La Razón 26-06-2020)
Sucedió lo mismo en el tiempo y el
espacio con un tema mayor, con la
Lectura, los Libros y la Poética, que Platón despreciaba, porque decía
Aristocles -el de los omóplatos anchos- en el Diálogo Fedro o El Banquete, que “el libro no sabe responder a las
objeciones y preguntas y es incapaz de transmitir un saber vivo y eficaz,
limitándose a un simulacro de saber.”
Que son las objeciones favoritas de
la “Industria editorial” contra la prescripción selectiva y política de la
Lectura por parte de las Librerías: dicen los que dicen que saben de libreros,
que las Librerías no están para Fomentar la Lectura. Que su naturaleza y papel
es vender lo que “quiera el cliente” y rechazan el promover (parafraseando al
Maestro Gabriel Zaid, El Progreso Improductivo, Editorial Penguin Random House
2009) lo que es útil y económico, sobre lo útil pero caro, y por supuesto sobre
los libros inútiles (fastbooks) aunque sean baratos y ni se diga de aquellas
obras inútiles y caras (Best Sellers).
Es como si “no enseñara la técnica
de hacer zapatos… sino que se limitara a ofrecer varios tipos de calzado de
todas clases; pues éste daría una ayuda útil, pero no transmitiría una técnica…
y así como sobre cuestiones de retórica existían ya muchos y antiguos escritos,
mientras que sobre el razonar no teníamos absolutamente nada anterior que
citar… Y si después de haber considerado esto, les parece que como corresponde
a todas las cosas que están en su inicio, este método ocupa un lugar
honorablemente al lado de otras disciplinas… no quede entonces, a todos los que
han seguido estas argumentaciones “más que mostrar comprensión por sus lagunas
y agradecimientos por sus hallazgos”
Así concluye brillante y
humildemente “El Maestro de todos los que saben” su tratado sobre la Las refutaciones sofísticas, que
contradijo absolutamente la postura de Platón, (Gorgias y Fedro) quien
equiparaba a la técnica del debate, con la gastronomía y la cosmética, por
debajo de la Política, la Medicina y la Gimnasia.
Retórica y Poética, dos técnicas a
las que hay que pedir permiso antes de insistir en ese objeto estúpido (Arnaud Nourry, CEO Hachette Editorial) el gadget electrónico,
el apocalíptico libro digital…
Librería LibrArte |
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