jueves, 22 de noviembre de 2018

LAS LIBRERÍAS Y LA CUARTA TRANSFORMACIÓN DE MÉXICO

LAS LIBRERÍAS Y LA CUARTA TRANSFORMACIÓN DE MÉXICO 


Luis Guillermo Garcia Ruiz 

  
Noviembre 2018 





En medio de la precariedad generalizada y el desánimo al que tantas cosas nos invitan,  
las librerías somos una embajada de futuro 

1. Introducción   Existe un falso dilema en torno a la lectura, los libros y las librerías, que acapara la atención de una buena parte de los interesados: editores, correctores de estilo, traductores, académicos, promotores de la lectura, impresores y encuadernadores, en fin, a todos los que participan en la cadena del libro y la lectura. 

Parece que es urgente resolver los asuntos de economía y de tecnología, para anticipar el porvenir del medio (y el soporte del medio) –la causa primera o material, el Libro-; en que se habrá de llevar a cabo el objeto de ella –la causa formal, la Lectura-; sin entrar a discutir la causa final del proceso: la lectura y la formación de lectores, el acceso al conocimiento, la palabra escrita, la comunidad política, la felicidad del Estado.  

Se invierten las partes y entonces la robótica, la cibernética y la informática adquieren patente de corso sobre un tema que es ante todo político, porque trata sobre la naturaleza mayor de la humanidad, que es la palabra. 

Se soslaya que la forma en que se organizan las comunidades, es la que decide las políticas públicas que atañen a la educación y a la cultura, y en seguida a las estructuras de producción, el tipo y propósito de los algoritmos de lo que sea, y el comercio de sus productos.  

Que es el Estado el que determina la literatura y por ello de las librerías.  En la realeza florecerían librerías regias, en el Estado aristocrático nobles. Así sucede respectivamente para las librerías en las comunidades donde ordenan los principios de la plutocracia (acumulación de riqueza), democráticas (librerías para las mayorías pobres); y, si es posible hablar de librerías en las tiranías, serán aquellas que privilegien el fanatismo y el temor a la muerte.  

En la república, en México, la Librería Ideal será republicana: “Ya que se dice y se sabe que las Librerías, más que vender libros, somos Centros Culturales: recintos para el encuentro entre autores y lectores, oráculos donde encontrar resoluciones a las dudas de cada uno y de todos, ventanas para asomarse a lo desconocido, puertas para abrir, espacios infantiles, diálogos con la historia, arcanos de poder, valladares contra el oscurantismo, barreras infranqueables, la última línea contra el despotismo de los gobernantes”  

En el umbral de la Cuarta Transformación de México, definir a la Librería Ideal como “aquella que combate con el gusto por la lectura, los vicios del alcohol, las drogas y la violencia”, es comprender con prudencia e inteligencia, la naturaleza y el papel que ocupan las librerías. Quizás en los 80’s, habría que hablar de librerías que defenderían a la lectura como un perro; y en los 70’s, librerías que llevarían la lectura “arriba y adelante”, pasando por el tiempo en que  a las librerías “ni las ven ni las oyen”, hasta arribar al estado de grima nacional, cuando las librerías no puedan recomendar ni tres libros que han marcado su vida.  

Librerías con vida política: vida activa, despierta, en constante cambio, libre, justa, sensible y prudente, administrada por la inteligencia imaginativa, que haga de la valentía ciudadana, su virtud cardinal. 

Vida política significa el carácter real, que da el gobierno propio. La autarquía, el poder de ser principio de uno mismo: deliberaciones, decisiones, actuaciones, en general, acciones ante causas externas. 

La Librería ideal en la Cuarta Transformación debe ser una empresa en revolución y con responsabilidad social, donde brille el oficio del librero. Que anteponga la Autoridad del Fomento a la Lectura, sobre el principio comercial de la máxima ganancia. 

2.  Exposición de motivos
Nos llaman de diferentes maneras: Para la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM) somos librerías independientes, en tanto no pertenecemos a ninguna de las grandes cadenas libreras que existen en el país, y porque nuestra actividad no va de la mano con la asignación de un presupuesto anual, de algún conglomerado público o privado: porque nuestras decisiones de compra y operación diaria no dependen de resultados medidos por parámetros ligados estrictamente a lo económico. Nos reconocen también como librerías tradicionales, como “aquellos comercios dedicados a la venta exclusiva o principalmente de libros, en local establecido con acceso al público en general, con inventarios permanentes y/o virtuales, con venta al menudeo a distancia y/o a domicilio 

Nos gusta usar el término librería de barrio  “que toma cada vez más fuerza en el argot librero, pese a que no está formalmente definida en ninguna de las estadísticas o glosarios de la industria y sus instituciones, es decir, no existe un apartado formal donde se tome al barrio, a la comunidad, no solo como comprador final de los productos ofertados por la librería, sino como un sistema que se encuentra en constante diálogo con ésta y que la retroalimenta día a día al hacerla partícipe de sus necesidades y que a cambio recibe no solo una oferta de libros, sino de otras actividades complementarias” 

Pero si hay un rasgo en común que caracteriza a la mayoría de nosotras las librerías, es que somos empresas  familiares, pequeñas establecimientos, y que somos muy pocas librerías; que hacemos esfuerzas enormes para sobrevivir frente a las barreras a la entrada de competidores en un mercado con profundas irregularidades comerciales y agresivas prácticas discriminatorias,  e incluso depredadoras, por ambos lados de la moneda librera: La oferta y las editoriales, tanto como la demanda y las cadenas libreras. 

Por eso es que hay otra clasificación, que considera que las Pequeñas Librerías Independientes, llevamos a cabo prácticas creativas que pueden considerarse experiencias de resistencia en un contexto en el que las manifestaciones artísticas se ven relegadas a un segundo plano, en comunidades donde muchas veces no se cumplen las necesidades básicas como seguridad y trabajo. 

Porque somos una especie de Librerías que estamos a contracorriente con la tendencia del mercado librero en México, de oligopolios y oligopsonios, de élites en urbes sobrepobladas, de plagios y estancos en un mercado distorsionado, incapaz de acceder con el libro y la lectura a regiones y municipios alejados de las ciudades y capitales de la república mexicana.   

3. Escenarios
El sector librero en México se encuentra en una crisis profunda: durante el último levantamiento estadístico elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, en el año 2014 se registraron 1724 puntos de venta de libros (INEGI, 2017). Según estos datos, la media en el país es de una librería, o punto de venta de libros, por cada 82,000 habitantes; sin embargo, la mayor concentración de ellas, 537, se encuentra en la Ciudad de México, lo que deja al resto de los estados ante una falta desproporcionada de productos editoriales y, en muchos casos, de actividades en torno al libro y la lectura.  Sin embargo otras fuentes señalan que en México sólo existen 600 librerías y 900 puntos de venta, lo que significa que hay una librería por cada 200 mil habitantes: no extraña que 40% de la población mexicana afirme nunca haber entrado a una librería, y que el 94% de los municipios -2350 de los aproximadamente 2500-  no cuenten con ninguna librería.   

4. Propuesta
A raíz de la crisis librera que actualmente se vive en el país, producto de las muy pocas librerías establecidas, han surgido diversas propuestas desde los sectores social y privado, tendientes a organizar, promover y fortalecer estos establecimientos, donde los libreros fungen como mediadores culturales para acercar los libros, la lectura y otras manifestaciones artísticas a sus comunidades. 

Nosotros nos presentamos ante esta Autoridad Cultural como una Red de Librerías Independientes, que comprueba que no es verdadera la afirmación repetida, de que México se encamina a un país sin librerías.  

Consideramos que, contrariamente a la especie que condena a las librerías independientes o de barrio, en resistencia, a la cuasi desaparición, a causa de las nuevas formas de consumo online, basadas en el modelo anglosajón de naturaleza oligárquica, esto es enfocadas exclusivamente en la obtención de ganancias comerciales, nosotras, las librerías independientes en México representamos un baluarte fundamental en el proceso de Transformación de la República Mexicana. 

Ponemos a consideración del próximo gobierno, dos escenarios ideales y complementarios para que las Librerías Independientes en México llevemos hasta los rincones apartados de nuestra nación, el hábito y el placer de la lectura y la importancia del libro. Fomentar la lectura, para formar ciudadanos. 

ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN: Reconocer el papel de las Librerías Independientes bajo una de estas expectativas:

 I. Apoyar la creación de una Asociación de Librerías incluyente y representativa, que  bien puede ser como parte de la Asociación de Librerías de México A.C. (ALMAC)  o al interior de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM). 
- En un caso, hay que revisar los estatutos y las prácticas democráticas para   justicia de todos los que nos afiliáramos a la ALMAC. 
- En el segundo caso, la CANIEM sería el lugar ideal para todas las librerías,   siempre y cuando exista disposición y voluntad política, para revisar el marco   jurídico, legal y estatutos de la cámara, que le permita extender sus miras hacia   el horizonte que abarca la parte de la industria editorial que trata el comercio   de libros y a las librerías.

 II. Convocar a la organización de una Cámara Nacional de Librerías Independientes  y Agentes Mediadores y de Fomento a la Lectura. Existen dos casos que puedes servir  de pauta para este escenario: 
- La creación de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación   (CANACINTRA) que se constituye a instancias del Presidente Manuel Ávila   Camacho, frente a la flagrancia de la Segunda Guerra Mundial, por la urgente   necesidad de unidad nacional, y para garantizar el abastecimiento de bienes   de consumo.    Ese sería el escenario al que se podría acudir y reunir en una cámara a librerías,   asociaciones, e institutos encargados de las librerías y del fomento a la lectura,   para enfrentar a través del comercio de libros y la lectura, la guerra comercial   no declarada, que se ha convertido en una suerte de guerra civil en México. 
- La previsible Transformación del Fondo de Cultura Económica en ciernes

APOYO Y FOMENTO: Con el objetivo ideal,  para que exista al menos una librería en cada uno de los 2458 municipios que constituyen a la República Mexicana, necesitamos que: 

A tiempo y con la reserva de revisar los modelos libreros en otras partes del mundo, y poder soñar con la presencia de librerías en pueblitos con dos mil habitantes como sucede en España, o las políticas de edición, publicación y distribución de libros en Italia o en Francia; o con el ejemplo de China, cuyo gobierno acaba de anunciar un plan para subsidiar las librerías independientes del país, con el requisito de “ser distinguidas, únicas y de barrio”.  

Nosotras consideramos que la siguiente relación de medidas de apoyo y fomento en las Políticas Públicas en la materia, son indispensables para conseguir el objetivo trazado: 

- Crear un Sello de Calidad, avalado por la Secretaría de Cultura, CANIEM, ALMAC o alguna otra instancia designada. 
- Estímulos tributarios de orden nacional, estatal y local, para las librerías que cumplan con los requisitos de Sello de Calidad, con el tiempo establecida, aspectos administrativos y técnicos, indispensables para hacerse acreedoras a estos beneficios. 
- Incentivos fiscales a editoriales que den apoyo a las librerías independientes establecidas formalmente y que además ofrezcan en sus espacios promoción de la lectura 
- Incentivos fiscales a editoriales que se encarguen de pagar el flete de envío de libros a provincia, y a las librerías por el pago del flete de regreso al hacer devoluciones. 
- Créditos preferenciales y subsidios para la modernización de las librerías  independientes que tengan una de las siguientes finalidades:   
A. La renovación tecnológica que permitan tanto una mejor relación entre  la librería y el  usuario como una mayor difusión de la oferta de libros y del  fondo editorial del establecimiento.  
B. La ejecución de obras en el establecimiento siempre y cuando supongan  una clara mejora de su espacio cultural. Las obras deberán tener por finalidad  mejorar la prestación del servicio, la accesibilidad del público lector a las  instalaciones o adaptar la librería a los nuevos hábitos de compra y oferta de  libros. 
- Precio único del libro: La Ley de Fomento para la lectura y el Libro va más allá de El precio único, ya que contiene criterios para el fomento de librerías. Hablamos del mercado del libro, del tiempo suficiente para generar competencia, la bibliodiversidad, calidades y contenidos. Es urgente insistir en esta ley y ampararnos en ella todas las librerías independientes. Porque falta hablar de librerías. 
- Compras públicas. Plan de dotación de bibliotecas: incluir a las librerías 
- Capacitación y formación de distintas instancias y organizaciones que nos apoyen con recursos, becas, promociones para asistir a congresos y actividades de profesionalización, como los que ofrece Editamos de la CANIEM - Mejores condiciones comerciales: a librerías que cuenten con Sello de calidad, en colaboración con las editoriales. 
- Mercadotecnia: planes nacionales, regionales, estatales para la difusión de la lectura y la cultura del libro. 
- Asesoría legal: para denunciar las prácticas desleales y de competencia en el mercado librero y editorial: coalición de intereses, “dumping”, plagio, venta de libros ilegales, comercio en la vía pública, prevaricación e incluso actos de corrupción en la escuela pública. 
- Cuotas y aportaciones: exención de cuotas para aquellas librerías en proceso de ampliación o de reciente creación, siempre y cuando cumplan con los requisitos de calidad 



“El libro  y las librerías son  un bien cultural que merece la protección del Estado debido a su función social más que mercantil”. 

Ley de Fomento para la Lectura y el Libro 














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